Con la llegada de Rafa a nuestro viaje solo podíamos darle la bienvenida de la mejor manera que se nos ocurría: saliendo por Hongdae, comiendo pollo frito, bebiendo soju y tomándonos unas cervezas para celebrar su llegada a Corea del Sur por primera vez.
Primer contacto con Corea: pollo frito y la vida callejera de Hongdae
Después de prepararnos y salir del alojamiento, nos dirigimos hacia las calles de Hongdae en busca de algo rápido para comer. La elección fue un puesto callejero que vendía cubos de pollo frito con salsa, la oportunidad perfecta para que Rafa probara por primera vez el famoso pollo coreano. Le encantó, aunque se encontró con su primer desafío gastronómico en Corea: el picante. No fue algo extremo, pero lo suficiente como para que empezara a darse cuenta de que en este país, casi todo tenía un toque picante.
Rafa, a puntito de probar su primer pollo coreano
No quisimos perder mucho tiempo comiendo, así que después de nuestra parada seguimos nuestro camino. Desde Hongdae tomamos el metro hacia Myeongdong, un barrio que, además de ser famoso por sus tiendas y ambiente vibrante, tenía un lugar con buen cambio de euros a wones.
De camino a cambiar euros por wones en un recondito edificio de Myeongdong
Mientras paseábamos, Rafa vivió un sinfín de primeras experiencias: su primer trayecto en metro por Seúl, la musiquita característica de las estaciones, los carteles luminosos, las calles llenas de gente, y hasta su primer vistazo a la Catedral de Myeongdong, junto a la cual nos tomamos nuestra primera cerveza coreana y brindamos por nuestro primer gran viaje juntos.
Arrancaba la noche con la primera cerveza de tantas
Para descansar un poco, paramos en una tienda de conveniencia y nos tomamos unas cervezas acompañadas de algo de picoteo, sentados tranquilamente, otra de esas pequeñas experiencias coreanas que no pueden faltar.
Ya con más energía, dimos un paseo nocturno por el arroyo Cheonggyecheon, disfrutando del contraste entre la calma del agua y el ajetreo de la ciudad, todo entre risas y emoción porque todavía no nos podíamos creer que estábamos los 3 juntos en Corea del Sur. Y desde ahí, volvimos a Hongdae para comenzar la verdadera primera noche coreana de Rafa.
Cruzando el arroyo Cheonggyecheon, el mejor lugar para pasear en Seúl
Hongdae de noche: artistas callejeros, soju y fiesta
De vuelta en Hongdae, nos sumergimos en su ambiente nocturno. Paseamos por sus calles más emblemáticas, donde los artistas callejeros ofrecían espectáculos de música y baile que dejaban embobados a locales y turistas. Rafa alucinaba con la energía del barrio, el bullicio, la música y la gente.
Música y baile: Hongdae en estado puro
Después de recorrer la famosa calle comercial de Hongdae, donde la multitud se movía entre tiendas, nos dirigimos a nuestro clásico punto de encuentro: el Playground. Este parque siempre estaba lleno de gente bebiendo al aire libre mientras disfrutaba de la música y socializaba con desconocidos. Aunque ese día no era fin de semana y no estaba tan concurrido, eso no nos impidió disfrutar del momento. Aprovechamos para comprar algo en los puestos de comida cercanos y, por supuesto, llegó el momento más esperado para Rafa: su primera vez probando el soju.
Rafa y su primer encuentro con el soju, amor a primera vista
Para introducirlo poco a poco, primero le dimos a probar una versión de soju con sabor melocotón, que es más suave, y luego lo llevamos directamente al soju original. Su reacción fue mejor de lo esperado: le gustó y terminó animándose aún más en su primera noche en Corea. Estaba disfrutando tanto de cada pequeña experiencia que hasta bromeaba con la posibilidad de quedarse a vivir allí.
Ahora sí, el soju original, desde aquí todo se empezó a descontrolar...
Cerveza, ramen picante y fin de la primera noche
Después de un rato en el Playground, nos movimos a un bar llamado Thursday Party, donde tomamos la última cerveza de la noche entre risas, música y charlas sobre las expectativas del viaje. Con dos meses de aventuras por delante, la emoción era evidente.
Thursday Party, nuestro ya clásico bar donde tomar "la penúltima"
Pero no podíamos terminar la noche sin una última parada esencial después de una salida nocturna en Corea: la tienda de conveniencia. Fuimos a un C&U y compramos unos ramyeon instantáneos para comer en las mesas del local. Aquí surgió uno de los momentos más graciosos de la noche: Rafa, sin saberlo, eligió un ramyeon picante y, al primer bocado, se dio cuenta de que aquello no era un simple toque picante. Con la boca ardiendo y los ojos llorosos, intentó aguantar como pudo, pero al final no soportó más y salió corriendo de nuevo a la tienda para comprar agua, mientras nosotros no podíamos parar de reír.
Rafa perdiendo la batalla contra el picante
Así cerramos la primera noche de Rafa en Corea: con buena comida, nuevas experiencias y la sensación de que lo mejor aún estaba por venir.